lunes, 31 de marzo de 2008

El Árbol del Grajo

Era conocido también como el Árbol Maldito aunque nadie del lugar podría exactamente explicar con palabras esa maldición a la que aludía su apelativo. El hecho es que sus eternamente desnudas y retorcidas ramas iban adquiriendo formas de lo más asombrosas con el paso del tiempo. Rostros. Decenas de rostros anónimos pendían de sus extenuados apéndices resecos. Se retorcían a cada año un perpetuo milímetro cada una de esas ajadas ramas dando apariencia tangible en forma de mueca al sufrimiento vivido por cada uno de los inmolados, en un intento de expiar su culpa el árbol, cómplice como fue durante tanto tiempo de un sinfín de asesinatos sin sentido a golpe de soga y antorcha.
Pero ahora todo llegaba a su término. El círculo por fin se cerraría. El último rostro se estaba gestando y a pasos agigantados como queriendo invertir el sentido del tiempo, la imagen se estaba completando. El rostro de aquél que como grajo reencarnado tuvo que cumplir su condena noche tras noche sobre el árbol, así lloviera o nevara, hasta que todas y cada una de sus víctimas hubieran liberado sus dolientes almas del purgatorio impuesto. Aquél que como grajo había dejado de tener esperanza hacía eones de poder llevar una vida normal a pesar de todo, aquél que fuera... el verdugo.

© Mary Lovecraft 2008



Elegido por votación popular como uno de los mejores cuentos de Enero de 2008 del Blog Cuentos desde el Averno.

1 comentarios:

francoix dijo...

Ante todo saludarte mary lovecraft y en segundo lugar pedirte perdón por la tardanza en comentar.
Un relato corto pero intenso. el giro final donde descubre quien es el último maldito durante eones, el verdugo, es muy bueno y original.
me ha gustado bastante!!!

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