viernes, 19 de marzo de 2010

Autorretrato con fondo bukowskiano




Ya no recuerdo con exactitud cuando hinqué por primera vez el diente a Bukowski. Quizás, haciendo memoria, se dibuje en mi cabeza una biblioteca con pinta de fábrica de ladrillos y nombre de malvada malvadísima de película, Tecla Sala. Creo que fue allí. Pudo ser en L’Hospitalet, sí señor, cuando el premio de aprobar una oposición, me condenó a dos años y un día a vivir tan lejos de mi hogar.
Al bueno de Charles nadie me lo presentó:
- Es un hijoputa pero escribe de puta madre.
NADA.
NADIE.
Recuerdo que vestía libro de bolsillo muy manoseado, de páginas frecuentemente trianguladas en las esquinas (qué horror; utilizad los marcadores); olía a tabaco y a horas robadas a la noche, a confidencias íntimas, a curiosidad de amantes adolescentes y a ensueño de escritores sin publicar (a mis ensueños). De seguida me pareció un buen tipo el Bukowski este.

Tratar de recordar el título elegido para la presentación, tarea prácticamente imposible, porque en aquella época (año 2001) andaba borracho, yo que soy abstemio, de libros y de autores que nunca había leído. No había apurado el fondo de uno cuando me lanzaba en busca de la siguiente copa en otro. Y en este desenfreno etílico-literario no sé si fue primero “La máquina de follar” o “Cartero”. Enfrentado a un estilo escueto, directo, de seguida encontré un amigo al que reconocí más él mismo en sus cuentos que en sus novelas, más en “Tres mujeres”, “Nocturnas calles de locura” o “Una barba blanca”, que en “Factotum” o “Mujeres”.

Ahora ya tengo todos sus libros y me he emborrachado con su literatura (algunos se empeñan en negarle este nombre). Quizá lo único que me resta ya sea rascarme los sobacos.

6 comentarios:

Alejandro Castroguer dijo...

Escribí este texto hace tantos años..., que me gusta recordarlo como esa foto en la que sales bien parecido y que de vez en cuando rescatas del fondo del cajón.

Es parte de mi historia como lector y escritor.

Eva dijo...

Me ha gustado mucho, incluso me ha hecho gracia. Es muy auténtico la verdad, un micro sin desperdicio.

Gracias por compartirlo! ;)

Alejandro Castroguer dijo...

Gracias Eva, espero que lo hayas disfrutado. Lo del final, lo de rascarme los sobacos, no sé si lo has pillado. Si no es así te lo explico.

Saludos.

Manuel Mije dijo...

Alejandro, shurra, a mí me pasó más o menos igual. Recuerdo de chaval cuando un colega me lo recomendó: "es un mendigo borracho que empezó a escribir y no te veas" (tiempo después me enteré mejor de la película). Aquel primer encuentro creo que fue "Ruido de cañerías", después cierto día me leí de una sentada y en la pantalla del ordenador "El cartero", en otra ocasión me topé con "La senda del perdedor", mi favorito, carne de relecturas, y "Pulp". En fin, que más o menos como tú, seducido totalmente por la fuerza de las palabras que suelta el bueno de Bukowski.

Alejandro Castroguer dijo...

Pues sí, a mí me emborrachó su realismo y su desparpajo. Y son recuerdos imborrables de cuando trabajé en Barcelona.

Canijo, me gustó especialmente "Mujeres".

P.D.- POr si no queda claro el chiste final, explicar que el libro "Lo que más me gusta es rascarme los sobacos" recoge las entrevistas que le hizo Fernanda Pivano al maestro de Bukowski.

Manuel Mije dijo...

Mmmm, ése no lo he leído. Ya lo pillaré, como mínimo sé que me lo pasaré bien.

Tampoco conocía lo de las entrevistas, por cierto.

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