viernes, 11 de junio de 2010

Apuntes para una posible teoría del microrrelato I



I.- No pensar


Quien pretenda escribir un buen microrrelato, lo primero que tiene que hacer es no pensar en escribir un buen microrrelato.

Tampoco tiene que colgar, como aconseja Bradbury a la hora de escribir, un cartel a su lado con esas dos palabras. No, porque le obligaría a pensar en no pensar y, a la larga, pensaría.
Tiene que preparar una tortilla de patata, mirar las piernas de las chicas con minifalda con las que se cruza en el metro o asombrarse de la cantidad de mierda que se acumula debajo de la cama cuando no se barre durante una semana. Pero no debe intentar escribir un buen microrrelato.


Que se ponga a leer, a dibujar penes en las puertas de los baños o mirar los sujetadores y las bragas de la cuerda de la vecina mientras tiende la ropa, pero que no se siente nunca a escribir un buen microrrelato.


Tiene que llegarle, dejar que le atrape, que le obligue a guardar una frase como borrador en el móvil o a mandarse un e-mail con la sinopsis a su correo electrónico porque está en el trabajo. Que lo escriba en la arena, en la lista de la compra si le pilla en el supermercado, en los cristales tomados del autobús que lo lleva a casa o en la piel de la mujer que se está follando en ese momento, pero que no piense en que tiene que escribir un buen microrrelato.


Porque si piensa, nunca lo hará.


II.- Brevedad pero...

¿Doscientas palabras??Una página? ¿Una cuartilla? Parece que no nos ponemos de acuerdo sobre cuánto tiene que medir un microrrelato. Lo que sí que está claro es que debe ser breve. Sin embargo, la brevedad no está reñido con el hecho de que contengan una (o dos) historia(s).

Uno de mis microrrelatos favoritos más cortos es uno de Andrés Neuman. Son sólo siete palabras, incluído el título:

Novela de terror

Me desperté recién afeitado



III.- La mazmorra

Bien, tienes la primera versión del microrrelato. La lees de nuevo y piensas: es cojonudo. Pues, perdona que te diga, chaval. Lo que acabas de escribir, seguramente, es poco más que una mierda. Así que, agarra a tu microrrelato de los pelos y llévalo a rastras a la mazmorra más profunda de tu ordenador. No te acuerdes de él. No vayas a visitarlo. Ignóralo. Ni siquiera lo alimentes con pan y agua. Que se pudra. Que llore. Que se lamente por su mala fortuna. Que piense que ese es el único destino posible en su vida.

Pasarán días, semanas, puede que, incluso, unos meses pero lo habrás conseguido: el microrrelato, por fin, habrá perdido su orgullo.


IV.- Harapos

Después de una temporada en la mazmorra, te darás cuenta de que el antaño orgulloso microrrelato, ahora no es más que un mendigo famélico vestido con harapos.

Tienes que desnudarlo. Tienes que dejarlo en pelotas. Y quemar todos sus harapos. Quemar los adjetivos inútiles, las metáforas que no aportan nada, el exceso de pedantería que nos posee cuando nos sentimos estupendos. Que ardan, que ardan, que ardan todas las palabras que no sirven para nada.

Da un poco de pena desnudo, el pobre. Sí. Hasta sientes como tirita y le castañean los dientes. No lo olvides: escribir es un ejercicio de crueldad. Aunque lo haces por su bien. Ahora el microrrelato es mucho más dócil y maleable. Sabrá comportarse en sociedad y, sobre todo, callar cuando tiene que callar.



6 comentarios:

Óscar Torres Gestoso dijo...

Coincido totalmente contigo :)

Gotzon dijo...

Solo una puntualización al punto primero(sin ánimo de molestar), las mujeres también escriben buenos microrrelatos.

Xuan dijo...

Gotzon.

No lo discuto. De hecho a mí me encanta Ana María Shua.

Félix dijo...

Interesante Xuan, espero leer el resto de tu teoría sobre microrrelatos y luego, quizá, escriba yo una réplica con todo lo que me ha parecido la lectura y mi visión sobre este tema. Pero vamos, que se me ocurra una réplica no es porque no me parezca bien algo de lo que dices, al contrario me encanta el enfoque, pero me sugiere demasiadas cosas para un simple comentario en un blog, jejeje, ese pedante y pretencioso acumulador de metáforas que habita en mí y sale a la luz cuando me siento a escribir no me lo permite jajaja

Gotzon dijo...

ok Xuan, lo decía porque parece que el texto va dirigido solo a hombres...

Saludos.

Xuan dijo...

Felix:

Estoy esperando tu réplica. Será interesante, sin duda.

Gotzon:

Al fin y al cabo es un enfoque literario sobre una cuestión literaria.

Archivos del blog