sábado, 20 de noviembre de 2010

Sobre el jurado de Calabazas en el Trastero



El otro día me llegó un email sobre suspicacias que, por lo visto, suscita el jurado de esta antología periódica que publicamos en Saco de huesos y coordinamos desde la asociación cultural La Biblioteca Fosca. Voy a aprovechar la ocasión para hablar sobre el sistema de selección que llevamos.

En las bases de cualquiera de las convocatorias de Calabazas en el Trastero podemos encontrar la séptima:
7. Un jurado compuesto por miembros de la Biblioteca Fosca y, eventualmente, autores invitados, hará una selección con los 13 (trece) relatos más meritorios. Los criterios serán estrictamente literarios y se podrán dejar plazas desiertas.
Con esto debería ser suficiente. Las bases indican claramente cómo se va a formar el equipo seleccionador y qué criterios de selección se van a seguir. No hay ninguna ambigüedad, aunque sí una necesaria flexibilidad. Hay quien opina, no obstante, que sería conveniente incluir los nombres y apellidos de los jurados.


No es un tema que no hayamos valorado. Ya comentamos nuestros motivos para no hacerlo cuando salió la selección de Calabazas en el Trastero: Entierros. Meter los nombres de los miembros del jurado no aporta ningún valor añadido al proyecto. No contamos en el comité de selección con ningún autor, editor, filólogo o crítico de reconocido prestigio y amplia trayectoria. Es lo que hay. A la gente puede motivarle ser seleccionado por escritores como José Carlos Somoza o Pilar Pedraza, pero no por alguien a quien apenas conoce y, con toda probabilidad, no admira.

Es por este sencillo motivo por el que decidimos que no se pondrían los nombres de los seleccionadores, quienes, además, a veces tienen que ser sustituidos por temas personales en el último momento (Calabazas en el Trastero es una publicación periódica y ya nos ha pasado una vez que, por temas de salud, uno de los jueces no ha podido cumplir con su compromiso dentro de las exigencias del calendario). Para nosotros es importante que las bases se cumplan y ser operativos.
Creo que el tema de avalar el criterio del jurado no puede ir más lejos. Solo contamos con que se juzgue Calabazas en el Trastero por lo que ofrece, porque es lo único que podemos hacer. El habernos llevado un Ignotus nos hace creer que, finalmente, el criterio de selección no es malo a pesar de no contar con grandes nombres que lo respalden.
En el foro me solicitaban la composición del jurado por otro motivo: saber los gustos del mismo para adaptar la obra a enviar. Es natural y legítimo. El caso es que se puede averiguar más sobre las preferencias y criterios del comité de selección a través de los números publicados (que son ya cinco) que a través de sus nombres y sus biografías y trayectorias profesionales. Sobre todo si tenemos en cuenta que el primer cambio en el jurado lo hemos tenido esta convocatoria: Peste; y que solo ha afectado a uno de los cuatro jueces.
Hay un tercer motivo por el que la gente quiere saber los nombres de los miembros del jurado: verificar si los miembros de la Biblioteca Fosca pueden aparecer como autores. Es obvio que sí lo hacemos, pero es algo que no era difícil de imaginar a priori al leer la base primera:
1. Podrán presentarse a la misma cualesquiera autores que envíen obras originales y sin sus derechos comprometidos con terceros. Los autores podrán enviar cuantas obras deseen.
No es casual que no se haya hecho una limitación al respecto y el motivo es sencillo: aquí no estamos hablando de darnos un premio en metálico o de repartirnos una subvención (que no contamos con ninguna). Aquí lo que buscamos es hacer la mejor antología de género fosco posible. Ese es nuestro objetivo: el lector y el género.
Los primeros responsables somos los miembros de la Biblioteca Fosca. Es por ello que no solo podemos participar (y hablo de participar porque nos podemos quedar fuera, cosa que ya ha ocurrido, y más de una vez), sino que tenemos, además, la obligación moral de hacerlo en la medida de nuestras posibilidades.
Este tercer motivo para saber los nombres del jurado cristaliza, además, en un asunto personal: la gente quiere saber si participo en las selecciones. El motivo es simple: no soy el único autor que ha entrado en todas las convocatorias que ha participado, estoy seguro, pero sí el único que lo ha hecho en todas siendo, además, miembro visible de esta iniciativa. Esto suscita suspicacias y murmuraciones que, lejos de acallarse con el Premio Nosferatu que los lectores han dado a mi relato Medianoche, se acrecientan. O, al menos, así me lo han hecho saber por correo electrónico. Ya se sabe que las murmuraciones le llegan siempre en último lugar al interesado.
Que nadie se asuste. No me voy a poner a defender mi honor. Ya me pilla viejo el asunto. El que tenga interés por mi trayectoria, que le eche un ojo a mi web personal (http://www.abadiaespectral.com/) y se haga una idea de lo "rentable" que me resulta el ratio publicación / trabajo del Calabazas en el Trastero.
No me interesan las connotaciones éticas ni morales de cara a la galería. No me interesa dar explicaciones. No necesito justificar el valor de mi trabajo. No a estas alturas. Lo que me interesa es que exista una publicación periódica de género fosco de calidad. Es por eso que cuando me plantean un cuestión ambigua, y ya siento dar la impresión de echar balones fuera, intento dar consejos útiles (mandar el máximo de relatos posible, probar distintos enfoques, cuidar la extensión, leerse las antologías precedentes, etc.) y no buscar comprensión ni aprobación. Es de Perogrullo: a mí me importa un pito que el autor X crea o no que yo cuelo mis relatos en la selección. A mí lo que me interesa es que nos mande la mayor cantidad posible de material interesante para la antología.
Siento decir las cosas de un modo tan bruto, pero es que no ando sobrado de tiempo (no es difícil imaginarse por qué) y no soy muy hábil con los matices. Así que siento si alguno se ofende por verse metido en un saco demasiado amplio, que hay muchos motivos para sugerir cosas o protestar por otras. Tampoco es que hayamos venido aquí a hacer amigos, sino a trabajar por la literatura: de ahí que intente buscar un sentido práctico a todo esto. Además, uno es un humano y le irrita bastante que, después de intentar responder de un modo útil y amable a todos las preguntas que se le han hecho sobre el certamen, le lleguen ecos de maledicencias. Confieso que me ha indigestado la ilusión del Nosferatu.

Y, ojo, ya sé que a alguno le parecerá raro nuestro sistema, y que no estará exento de fallos, pero, qué queréis que os diga, esto es mucho trabajo como para, además, hacerlo como otros creen oportuno. Prefiero equivocarme con mis propias decisiones.
Eso sí, por mi parte, adelante: ojalá los que ven censurable mi modo de hacer las cosas monten otra publicación para gestionarla según sus propios criterios. Estoy seguro de que tendrá un buen recibimiento. Yo seré el primero en alegrarme de ver que se abren nuevos caminos con ideas distintas a las nuestras. 

Nota aclaratoria: esta entrada, como todo el blog, es subjetiva. La escribo a título personal y no se trata de ningún comunicado de La Biblioteca Fosca ni de Saco de Huesos ni de ningún otro de los saraos en los que estoy metido.

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