Todos en el pueblo esperaban su regreso, la pareja volvía todos los años y reparaban los desperfectos. Estilizadas figuras, largas piernas y el amor reflejado en sus ojos. Algunos se quejaban de que eran sucias, pero el párroco respondió: El día que las cigüeñas no vuelvan al pueblo, algo en nuestro interior se habrá perdido para siempre…
Micro publicado en las Ecoagendas de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía 2011)
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