domingo, 10 de julio de 2011

Investigación Oficial.

El detective volvió a mirar el mensaje sin creer lo que estaba leyendo, sus ojos se entrecerraron hasta convertirse en una fina línea en la que brillaba un fuego que amenazaba con incendiar a cuantos le rodeaban. Quién sería el desgraciado que le había encargado investigar la agresión a un zombi. La firma y el sello al final del documento estaban claros, el comisario le enviaba al centro de retirada del Hospital General en medio de la rechifla de todos sus compañeros. Cómo podría averiguar nada si el agredido no hablaba, esos desgraciados apenas emitían gruñidos y olfateaban a su alrededor como un sabueso. La primera impresión no fue muy positiva, sus dientes renegridos y apestosos dejaban escapar una baba grisácea que hedía como un millar de vómitos.

Una inspección ocular detallada reveló pintura negra bajo sus uñas, parece golpeó o fue atacado por algo pintado de negro. En los alrededores de sus ojos se aprecian estrías, resultaba evidente que alguien le arrancó los ojos y luego se los guardó en el bolsillo de la camisa. Ese alguien no sintió la menor caridad por el futuro de esa pobre carcasa que una vez fue un hombre. Los cortes eran firmes, no hubo dudas o miedos, el ataque debió ser rápido y a juzgar por las manchas en su ropa muy sangriento. Temblores sacudían el cuerpo de la víctima, los enfermeros le dijeron que se agitaba sin parar desde que lo encontraron, ni con las drogas más potentes consiguieron que se relajara. Olfateaba una y otra vez buscando un olor en el aire, no buscaba comida, temía a su enemigo y estaba muriendo de puro terror.

Las luces se apagaron, alguien entró en la sala rechinando los dientes. Cuando volvió la luz, el zombi estaba aplastado y convertido en una masa viscosa. Ni el detective ni nadie siguió al desconocido para finalizar el informe correctamente, sea quien sea, cuanto más lejos mejor...


En breve podréis leer la antología Para mí tu carne de la mano de 23escalones

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